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Biografía

Desde muy pequeñita ya firmaba mis dibujos con las siglas de mis apellidos, esa costumbre arraigó en mi mano derecha y a día de hoy es la explicación de por qué en las portadas de todas mis novelas aparezco como "Laura S.B.". Mi nombre completo es Laura Sánchez Becerra, y puedo imaginar lo que están pensando ahora mismo. Mis apellidos podrían definirse como común, por el "Sánchez", y bucólico, por el "Becerra". 

En realidad, aunque nací en Sevilla allá por el año 1981, la cabra tira al monte y es precisamente en un pueblecito de la sierra donde tengo mi segunda casa. Hasta donde alcanza mi memoria he pasado mucho tiempo en San Nicolás del Puerto, un pueblo acogedor por lo pequeño, agradable por su gente y frío como un iglú en invierno. La mayoría de mis recuerdos de niñez pertenecen a ese pueblo. Ya en mis años de retoño adorable, creo que incluso cuando todavía llevaba pañales, entablé una relación estable con los lápices de colores, los rotuladores y los pinceles. Mi gran pasión siempre fue el dibujo. Cuando me castigaban, en lugar de quitarme la televisión, me dejaban sin folios y sin lápices: "Hoy no se dibuja, que te has portado muy mal", aunque como era una niña buena pocas veces escuché esa frase. Bueno, alguna que otra vez sí… 

Más tarde, y con la llegada del manga a España, descubrí una nueva forma de contar historias: los cómics. A los catorce años escribí mis primeros guiones y dibujé unas cuantas historietas que siguen guardadas en mis cajones. Mi pasión por el dibujo me llevó a Bellas Artes, carrera de pocas salidas (si no preguntad a cualquier licenciado que haya estudiado allí) pero que cursé gustosamente y por verdadera vocación. Fue en el último curso cuando me aventuré a escribir todas esas historias que por aquel entonces se me presentaban como imágenes. Así fue como comenzó mi andadura por el difícil oficio del escritor. 

Aprendí por mi misma leyendo y estudiando a otros autores, y practiqué y practiqué hasta que un día conseguí terminar mi primera novela, La luz de Léoen. Se publicó en el 2010 por la editorial Bicho Ediciones, y más tarde, ese mismo año, mi segunda novela corta, El juego de Claudia, también vio la luz gracias a Ediciones Babylon. Desde entonces no he parado de trabajar y son muchos los proyectos que me traigo entre manos. Unos terminados, otros en proceso y otros tantos que comienzan a fraguarse. Seguiré trabajando con paciencia y perseverancia, y os prometo que jamás dejaré de escribir pase lo que pase, a excepción, claro está, de que llegue el fin del mundo. 

Gracias por leerme.